La ?redistribuci?n? de Obama

redistribucion_obamaMientras aun contin?an las deliberaciones sobre la necesidad de llegar a un acuerdo que evite el denominado ?Fiscal Cliff? (precipicio fiscal), con la insistente presi?n del Presidente Obama de subir los impuestos a los ?wealthys? (los ricos) para bajar el insostenible d?ficit fiscal, se conocieron nuevos datos sobre los beneficiarios de las ayudas que otorga el Gobierno Federal a los sectores de menores ingresos.

Seg?n se public? oficialmente, en Octubre m?s de 600.000 norteamericanos se sumaron al padr?n de receptores de los ?food stamps?, esto es, los vales para compra de alimentos, el mayor nivel de los ?ltimos 16 meses, llegando a un total de 47.7 millones de personas financiadas por el programa, o el equivalente a 23 millones de hogares.

Tomando incluso la cifra de Agosto, unas 420.000 personas, en los ?ltimos dos meses informados, la suma supera el mill?n, lo que implica m?s del triple de empleos que se crearon en aquel periodo, estimados en 324.000. De continuar con esta tendencia, en poco tiempo los ?food stamps? beneficiar?n a 50 millones de americanos.

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Claramente y a?n con un ?ndice de desempleo por debajo del 8%, estos datos evidencian la fragilidad del crecimiento de la primera econom?a del mundo, ya que un d?bil desempe?o econ?mico deriva en menores ingresos fiscales y mayores compromisos de gasto orientado a quienes se encuentran desempleados o en situaci?n de pobreza.

A su vez, resulta evidente que el todav?a financiable d?ficit fiscal (que ya va entrando el quinto a?o superando el trill?n de d?lares), junto al mayor endeudamiento que ello implica, necesita un verdadero abordaje equilibrado, que s? o s? contemple bajar fuertemente los gastos del gobierno federal, los cuales han crecido m?s de un 50% en los ?ltimos diez a?os.

Precisamente el propioObama se niega a debatir la cuesti?n de la reforma en los ?entitlements?? (Medicare, Medicaid y los food stamps, entre otros), ya que sigue defendiendo a ultranza la necesidad de subir los impuestos a los ricos para continuar financiando estos programas, junto a su costos?sima reforma del sistema de salud.

Desde Diciembre de 2007, casi 22 millones de norteamericanos comenzaron a percibir alg?n tipo de ayuda del Gobierno, un camino que continua en ascenso m?s all? que desde hace tres a?os la creaci?n de empleo es, pese al magro crecimiento econ?mico, positiva.

En este escenario, el Presidente y sus aliados no juzgan imprescindible bajar los niveles de dependencia de quienes reciben dinero o vales del gobierno para obtener ciertos ingresos m?nimos, lo que solo se lograr? con un mayor crecimiento econ?mico. M?s a?n teniendo en cuenta que muchos de estos beneficiarios forman parte de la base electoral que le di? la reelecci?n hace unas semanas, en un an?lisis m?s propio y relacionado a varios pa?ses de Am?rica Latina y el impacto de sus programas de asistencia social.

Con esta informaci?n y una tendencia que no prev? mejor?as sustantivas en la econom?a americana, luce evidente que no s?lo Obama busca obtener recursos del sector m?s rico y pudiente para redistribuirlo entre cada vez m?s personas, sino que de implementarlo lograr? ahuyentar a los m?s ricos, hacia jurisdicciones m?s ?benignas?, como est? ocurriendo masivamente en Francia, los que se trasladan a B?lgica, Suiza o a Rusia, que los reciben con los brazos abiertos.

Pero lo que no se aclara demasiado, es la calificaci?n que hace Obama, con respecto a quienes son para ?l, los ricos. La l?nea de demarcaci?n es un ingreso de $ 200.000 anual para individuos y $ 250.000 para parejas, categor?a en la que tambi?n caer?an la friolera de 2.8 millones de peque?as y medianas empresas, que son la fuente m?s grande de creaci?n de empleos, en la actividad privada, con un 90% de los mismos.

De manera que la reforma de Obama, no s?lo es contraria a la reducci?n de gastos del Estado, sino que ataca al coraz?n mismo de la econom?a americana, en manos de la clase media, cuyos miembros?por supuesto no tienen la misma?posibilidad que?poseen los verdaderamente ricos de mudarse a otro lado.

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